El Farolero
(2021)
Hace días descubrí un oficio muy particular, ahora extinto, los faroleros. Aquellos hombres que al caer la tarde encendían los faroles de las ciudades. Pequeñas farolas que alumbraban el camino de aquellos aventureros nocturnos.
"Posiblemente este hombre es absurdo. Sin embargo es menos absurdo que el rey, que el vanidoso, que el hombre de negocios y que el bebedor. Al menos, su trabajo tiene un sentido. Cuando enciende su farol, es como si hiciera nacer una estrella más, o una flor."
Saint-Exupéry, El Principito (1943)
En un bosque oscuro, el pueblo recorre un camino, todo iluminado por farolas. Una niña distraída que iba por él, algo escucha y se detiene: hay ruido tras los árboles. Se asoma y otras farolas divagando parecen sugerir un camino y poco a poco se sumerge en lo espeso del follaje por la simple curiosidad de descubrir el origen del sonido. De paso en pasito y siguiendo las pequeñas y separadas lucesitas, tras un largo tiempo, observando atentamente, descubre al pequeño hombrecillo que encendía las farolas.
- ¿qué haces ahí? ¿tu eres el que las ha prendido todas? ¿no te aburres de prender farolas? ¿para qué las prendes? ¿escuchas ese ruido? Lo estoy buscando ¿tú sabes dónde esta?
El hombrecillo, toma aliento y con un chasquido de sus dedos, las pequeñas farolas fueron estrellas y se desprendieron de los árboles
-Síguelas – dijo - el ruido se hará sonido, el sonido música y la música aliento.
Y las estrellas como notas de un pentagrama fueron avanzando en diferentes escalas e intensidades hacia lo profundo del bosque donde no había camino, ni farolas, ni hombrecillo.