(Este texto fue escrito en el marco del paro nacional del 2021. He decido dejarlo tal cuál como lo escribí en el momento, dejando toda tentativa de edición, porque siempre a veces nuestros pensamientos cambian y las ganas de cambiar el mundo se gastan)
partícula de amor
“La única realidad que me pertenece enteramente es pues, mi acto”
Simone Beauvoir
Soy débil, pequeña y temerosa; y mi acto no alcanza para todo.
Triste humana que solo tienes dos manos.
Dentro de este límite que es mi cuerpo y su deseo de una "acción transformadora",
que cambie la realidad, mi realidad, nuestra realidad;
hoy me siento aturdida, estéril.
Me levanto con el olor a sangre de mi pueblo en las manos,
sangre que no es nueva,
sangre fosilizada que ha bajado por los ríos del Cauca, de Antioquia, del Chocó,
de la Guajira, del Guaviare, de Santander…
sangre de líderes sociales, de defensores de la tierra, de indígenas,
de campesinos, de soldados, de desmovilizados,
¡de humanos!
De humanos, qué cómo tú y cómo yo
tuvieron eso que llamamos vida,
familia, amigos, sueños, problemas, amores,
hasta que fueron asesinados.
Y hoy, ya no es lejano.
Porque desde siempre han sido los pueblos, las veredas y los caseríos,
pero hoy son las ciudades.
La muerte ronda nuestras esquinas y nuestros cielos,
las noches son heladas, anuncian terrores:
ambulancias, helicópteros, tanquetas, balas, gases,
el paisaje citadino ha cambiado;
y por eso puedo decir
¡si jueputa! ¡la muerte de otro ser humano me duele!
Te comparto esto para no enloquecerme en la inacción,
y para decirme y para decirnos
que no va a venir superman, no existen los héroes.
Yo, como humana, débil, pequeña y miedosa
puedo hacer cosas que promuevan un cambio
cosas pequeñas, tan pequeñas como estas letras,
partículas de esperanza,
porque los actos de amor, transforman.
Te deseo de todo corazón,
me deseo de todo corazón,
que no volvamos a cerrar los ojos
ante los asesinatos, lejanos o cercanos.
Que este despertar que hoy esta llenado las calles
no se apague.
No más apatía para un país que navega en sangre,
es hora del centrifugado.
Mucha fuerza, mucho amor, muchas pequeñas acciones,
para que dejemos de estar cruzados de brazos
esperando a que los altos mandos decidan;
para que tú y para que yo
contribuyamos al cambio desde nuestro saber,
desde nuestras posibilidades y vayamos
por esa Colombia que soñamos.